(CHILLÁN, 20.03.2020 – KAIRÓS NEWS).- En tiempos de coranavirus la iglesia no deja de ser solidaria. Enfrenta mayores dificultades, ciertamente, pero el foco sigue siendo la solidaridad con quienes sufren. Así lo expone claramente el actual administrador apostólico de Chillán y obispo electo, Sergio Pérez de Arce.
La gravedad de la situación sanitaria en su región de Ñuble, que ha tenido un alto índice de contagios de coronavirus, y la necesidad de entrar en etapas más intensas de autocuidado, llevó a suspender la ceremonia en que tomaría posición de la diócesis. Sin embargo, la tarea pastoral no para ni disminuye. Al contrario.
Pérez de Arce informa que en Chillán «la primera prioridad ha sido llamar a la responsabilidad social, a restringir la circulación, a suspender actividades. También hemos dicho que, siguiendo las recomendaciones, estemos atentos a acompañar a los enfermos, a los más necesitados».
Añade que esto «no es fácil porque estamos sin encontrarnos y cuidándonos, hay mucha gente mayor en los servicios de las comunidades cristianas. También hay iniciativas de acompañamiento y oración por los medios digitales y radiales».
«Pero lo más importante va a venir hacia adelante, dice».
Pérez de Arce explica: «creo que la crisis económica va a golpear fuerte. Vamos a tener cesantía, problemas para ‘parar la olla’. Entonces, en las parroquias tendremos que generar iniciativas de apoyo. Es posible que, en una crisis sanitaria más grave, se necesiten voluntarios para acompañar personas solas, para ayudar en hospitales».
En su visión, indica que «no es descartable disponer de espacios eclesiales para necesidades que la población vaya teniendo. Es lo que habrá que ir organizando, según las posibilidades y lo que los acontecimientos vayan permitiendo hacer, siempre teniendo la inquietud por poner en el centro la solidaridad, que es algo que está presente en la vida de la Iglesia», afirma.
El nuevo obispo de Chillán contempla todas las dimensiones. «Habrá que desarrollar también una solidaridad interna», en la iglesia, explica, «pues hay parroquias que van a tener una reducción drástica de sus ingresos por varios meses y necesitarán cumplir compromisos de remuneraciones, pago de cuentas, etc. Ya hay varias parroquias en esta diócesis que se financian con dificultad, con esta crisis que se viene la situación será peor. Entonces habrá que buscar las formas de ayudarnos mutuamente», concluye.